Historia del ajedrez

Los que nos dedicamos al ajedrez, siempre hemos tenido a alguien preguntándonos quién inventó el ajedrez y cuándo. ¡Vergonzoso no poder dar esta respuesta!

También, como jugadores y constantes aprendices de ajedrez, entre todas nuestras cosas (partidas, ratings, torneos, lecciones, etc.) debe haber un espacio para conocer cómo se originó esa actividad a la que tanto tiempo dedicamos en la vida.

Es por eso que dedicamos este artículo a la historia del ajedrez.

Una lectura corta y relajante sobre ajedrez, que además podemos compartir con nuestros familiares y amigos aunque no sepan jugar ajedrez. 🙂

El ajedrez: Juego de reyes

De acuerdo con los historiadores, el ajedrez es uno de los juegos más antiguos, con orígenes al rededor del siglo VI.

En esos tiempos, el rey indio Rajah consideraba que la guerra era la mejor escuela para forjar los más altos valores. Valores como la toma de decisiones, la perseverancia, la prudencia, el valor o la valentía.

Por todo esto, se cree que la guerra se escogió como modelo para formar el ajedrez.

La historia más fascinante, y frecuentemente repetida, otorga la invención del ajedrez al santo Sissa, en las cortes del rey indio Balhait.

Al rey le molestaba el predominio de las apuestas y la adicción a los juegos de puro azar.

Por lo cual, llamó a Sissa para solicitarle que creara un juego donde reluciera la pura habilidad mental. Este sabio hombre tenía la tarea de crear un juego donde se resaltara la prudencia, la previsión, la valentía, el razonamiento, la perseverancia, la cautela, la capacidad de argumentar de manera analítica. Un juego para contrarrestar la afición a los juegos decididos por simple suerte como, puede ser, arrojar un dado.

Después de un tiempo, Sissa retornó a la corte del rey con un tablero (ashtapada). Un tablero que comprendía 64 casillas (8 x 8).

Las reglas estipuladas inicialmente no distan mucho de las actuales.

Había dos ejércitos de diferentes colores. 32 integrantes en total. El objetivo era capturar o matar al rey del ejército enemigo.

El gobernante se sintió tan complacido con el invento que puso a su inventor a escoger su propio pago. El sabio hombre, y muy astuto, pidió al rey lo siguiente:

Que en la primera casilla del tablero le pusieran un grano de trigo -En otras historias es arroz :)- , dos granos en la segunda, cuatro en la tercera, y así sucesivamente, doblando cada vez la cantidad.

El soberano, no muy hábil en la aritmética, aceptó la oferta del inventor sin dudar.

Incluso, se sintió un poco ofendido. No podía creer que el inventor le pusiera tan bajo precio a su magnífico invento. Pero, de inmediato, ordenó que se pusieran a contar los granos de trigo.

Sin embargo, pasada más de una semana, el tesorero seguía calculando la cantidad de trigo. El rey quiso saber el porqué de la demora. Entonces, es cuando el tesorero le muestra el resultado de los cálculos y le explica que sería necesario conseguir más trigo del que tenía todo el reino para poder pagarle al inventor.

Cuál fue el cálculo que dejó al rey y su tesorero boquiabiertos

El tablero de ajedrez tiene 8 filas y 8 columnas que forman 64 casillas.

Con un grano en la primera casilla, y doblando la cantidad para cada una, la cantidad de granos para la casilla número 64 es: 9,223,372,036,854,775,808.

Además, sumando el total de todas las casillas, tenemos 18,446,744,073,709,551,615 granos en el tablero de ajedrez.